La Real Parroquia de Señora Santa Ana se trata del edificio más importante erigido en el siglo XIII no sólo en la Sevilla cristiana, sino tal vez en Andalucía. Por una lápida conmemorativa sabemos que se inició su construcción en 1266, a raíz de una promesa de Alfonso X al haber curado milagrosamente de un mal de la vista por la intervención de Santa Ana, lo que dio lugar a que la denominara bajo esta advocación: Edificóse esta iglesia de Sra. Santa Ana de Triana año de mil e doscientos e sesenta e seis... / nave central...Este sobredicho rey D. Alfonso estando doliente de sus ojos de muy mal saltósele el ojo derecho del casco e prometió a Ntra. Sra. la Virgen Sta. María el hacer aquí una iglesia que le dixesen Santa Ana Madre de Ntra. Sra. Santa María e luego en una hora se le tornó el ojo sano y en su lugar...

Instalada la corte en Sevilla después de la Reconquista, se llevaron a cabo durante este reinado una importante serie de construcciones góticas un tanto sui generis, tales como la Torre de don Fadrique, las Atarazanas, el Palacio Gótico en los Reales Alcázares y la iglesia de Santa Ana, que fue la primera que se edificó en esta ciudad de nueva planta. La particularidad de todas estas edificaciones radica en el empleo del ladrillo como material básico constructivo y en el uso de la piedra solo en algunos elementos constructivos, tales como nervios, impostas, portadas, etc.

Concluida la construcción de este templo hacia 1280, experimentó posteriormente una serie de reformas que han ido alterando su fisonomía tanto interior como exteriormente. La planta es rectangular, de tres naves, separadas por pilares. La nave central es más ancha y ligeramente más alta que las laterales. lo que motivó que fuera un templo oscuro hasta la reforma del siglotrascoro XVIII. Sus cinco tramos se cubren con bóvedas de nervios, enlazados por un espinazo longitudinal en sus tres naves. Esta solución tiene precedente en la catedral de Burgos, erigida unas décadas antes. De la planta sobresalen los tres ábsides poligonales. La Capilla Mayor, que está precedida de un tramo rectangular, acusa un cierto esviaje hacia la derecha. Estas tres capillas son producto de la reforma experimentada en el templo en tiempos de Pedro I, después del terremoto de 1356.

En los alzados hay que destacar la decoración de puntas de diamante sobre los arcos; los culps de lampe de tradición  cisterciense, una decoración a base de pequeñas columnas sobre las que se apoyan los nervios. Asimismo hay que destacar las ménsulas y capiteles, en donde figuran castillos y leones heráldicos, hojas de higuera y de vid, cabezas humanas y motivos zoomórficos. Es muy interesante la decoración de las claves de las bóvedas. Las más primitivas muestran las armas reales, macollas y estrellas de cinco puntas.

Mención especial debe hacerse del pseudotriforio. Se trata de una galería que recorre el eje longitudinal, sobre los arcos de separación de las naves. Actualmente sólo se acusa al exterior por unas pequeñas ventanas, molderadas hacia 1758. Debió ser una galería de refugio y cámara del "tesoro", justificado por ser una iglesia erigida fuera del recinto amurallado de la ciudad, en una época insegura. La galería no tiene comunicación por ninguna escalera, sólo por tanto accesible en aquella época por una escala de cuerdas. El templo debió responder, por tanto, durante la Edad Media al modelo de iglesia fortificada. En un lienzo existente en el Ayuntamiento de esta ciudad, fechado en 1726, se aprecia su fisonomía almenada, como la de San Antón de Trigueros o San Isidoro del Campo (Santiponce), entre otras iglesias. Esta fisonomía de Santa Ana debió perderla tras la reforma después del terremoto de 1755.

sacramentalLa torre se halla situada a los pies de la nave del Evangelio, fuera del marco del edificio del siglo XIII. Su caña, de fábrica de ladrillo, es de planta cuadrada y se construyó un siglo después. Muestra rasgos mudéjares, con arcos polilobulados y de herradura ciegos. La sección ochavada de su interior se convierte en cuadrada a una altura aproximada de tres metros. A partir del banco, decorado con ménsulas manieristas, se elevan los dos cuerpos de campanas, de dos vanos en cada frente, flanqueados por pilastras toscanas revestidas de azulejos vidriados de tonalidad azulada. Consta documentalmente que e construyeron entre 1629-30.

El terremoto de 1755 dejó maltrecho este edificio, que se restauró bajo la dirección del arquitecto diocesano Pedro de Silva, concluyéndose en 1758. Con respecto a la torre no sólo se repararon entonces los remates de la jarras y las pilastras de cerámica, sino que se reconstruyó el chapitel, de banco ochavado. En el transcurso de estas obras de consolidación en el templo se abrieron las diez ventanas de los muros perimetrales, para dar mayor luz al edificio medieval, que se revistió interior y exteriormente del ropaje característico del siglo XVIII. Los antepechos de las cubiertas de la terraza se decoraron con balaustres en relieve, tema inspirado en la Real Fábrica de Tabacos, que entonces se construía. Son también característicos de este momento los pinjantes que penden del friso.

De las portadas las más primitivas son las de los lados del Evangelio y de la Epístola, hallándose mejor conservada la primera, sin que le halla afectado tanto la reforma barroca que la del otro frente. Se trata de portadas abocinadas de cantería, con arquivoltas apuntadas que apean sobre capiteles con decoración vegetal de cogollos. Carecen de tímpano y se hallan enmarcadas en un gablete que cobija un pequeño dosel. Se rematan con las armas reales y con una cornisa en cuyos canes hay cabezas de león. La decoración neomudéjar, con labor de sebka y molduras mixtilíneas se añadió en la restauración del siglo XVII. La portada de los pies muestra que es el resultado de dos etapas constructivas. El cuerpo bajo se organiza a base de columnas dórico-toscanas y molduras de orejetas. En el frontón roto muestra una moldura manierista y bajo ella una inscripción con la fecha de 1609. La portada fue proyectada por Vermondo Resta, maestro mayor del arzobispado y de los Reales Alcázares. Precisamente su esquema compositivo es prácticamente idéntico al que proyectó para la puerta del ApVRosaeadero en el Alcázar, construida en 1607. La portada de Santa Ana se remata en un óculo, flanqueado por pilastras y traspilastras, las cuales sostienen un frontón. Todo ello orlado con una rica decoración ejecutada en 1758.

Entre las obras de reforma llevadas a cabo bajo la dirección de Pedro de Silva, hay que destacar la renovación de la capilla de San Francisco, con yeserías realizadas por Martín de Toledo, entre cuyos motivos figura la Transfiguración del santo. Este mismo artista realizó las yeserías de la capilla de la Ánimas y las del Coro. Gran parte de la ornamentación barroca de este templo desapareció durante la restauración llevada a cabo entre 1970-75 bajo la dirección del arquitecto Rafael Manzano, cuando se dejó al edificio en ladrillo visto, con el fin de devolverle su fisonomía medieval.

Desde 2002 a la actualidad se han hecho nuevas obras de restauración que han afectado a casi toda la Real Parroquia en elementos como la torre, sacristía, patio interior, casa del cura, puertas de acceso, mobiliario del coro y órgano, y la cripta subterránea que la recorre longitudinalmente que se ha hecho visitable. Mas sin duda la más importante ha sido la restauración completa del Altar Mayor, incluídas las tablas de Pedro de Campaña, llevada a cabo entre los años 2007 a 2010. Entre el 10 de julio de 2016 y el 26 de julio de 2017 la Real Parroquia ha celebrado un Año Jubilar concedido por SS el Papa Francisco con motivo de celebrar el 750 Aniversario (1266-2016). Para esta misma efeméride se celebraron exposiciones, se editó un cartel, se restauró el órgano y se elaboró un extenso programa de cultos y actos bajo el lema "Anna Radix Uberrima".

A continuación les ofrecemos un enlace a la página web de la Real Parroquia de Señora Santa Ana.